Los gatos de Ulthar
H. P. Lovecraft
En el pueblo de Ulthar, un lugar marchito mas allá del rio Sky vivía un campesino y su esposa quienes se divertían en atrapar y matar a los gatos de los vecinos. Nadie sabía porqué estaban tan obsesionados en matar a esas criaturas, pero gato que llegaba a su alejada y oscura cabaña, gato que moría de un manera extraña.
La gente podía escuchar los gritos a lo lejos y solo agradecer si no era su gato la victima de la noche y es que nadie quería decir o hacer algo en contra de los crímenes de los ancianos, todos los odiaban pero les tenían mas miedo, por eso preferían callar y esconder a sus gatos.
Un día un grupo de extranjeros del sur llego a Ulthar, se la pasaban haciendo extrañas oraciones y tenían sus carros pintados con misteriosas figuras, su líder llevaba un tocado con dos cuernos y un disco entre ellos.
Junto a los extranjeros llego un niño pequeño y huérfano llamado Menes que solo tenia un gatito negro como único compañero en la vida.
A los días de haber llegado, Menes perdió a su gatito y todos los aldeanos le contaron de la pareja de ancianos y de los gritos que habían escuchado anoche.
Menes estiró sus brazos y se puso a rezar en un idioma que nadie entendía, pero que al parecer la naturaleza escuchaba con atención pues en el cielo se empezaron a formar figuras exóticas y extrañas.
Esa noche los extranjeros se fueron, pero los aldeanos estuvieron más preocupados por un extraño suceso, habían desaparecido todos los gatos de la aldea, muchos le echaron la culpa a los extranjeros, creyendo que se los habían llevado en venganza por lo que le había pasado al gatito de Menes. Otros decían que seguro habían sido la pareja de ancianos, de hecho alguien había visto a los gatos caminar lentamente en circulo alrededor de su cabaña, pero como siempre nadie quiso hacer nada por confrontarlos y todos se fueron a dormir plácidamente.
Al día siguiente les esperaba una sorpresa, los gatos habían vuelto, todos estaban gordos y ronronean tés y no querían comer, pasaron su día dormitando frente al fuego o bajo el sol.
Paso una semana antes que los aldeanos se dieran cuenta de que nadie había visto al viejo campesino y a su mujer, desde que los gatos dieron vueltas a su cabaña, ni las luces se prendían así que al burgomaestre de la aldea ya no le quedó otra que ir a ver que pasaba. Junto con otros aldeanos tiraron la puerta abajo y encontraron una escena terrible dos esqueletos humanos descarnados limpiamente.
La gente no dejaba de comentar sobre que pudo haber pasado sobre la llegada de los extranjeros del pequeño menes y su gatito negro de la oración del niño y del cielo extraño ese día
Y desde entonces en Ulthar nadie puede matar a ningún gato.
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